Bucear y nadar con tiburones

Un negocio al alza

El ecoturismo de tiburones es una actividad cada vez más demandada en todo el mundo. Se calcula que cada año atrae a cerca de 600 000 personas que a escala global se gastan unos 314 millones de dólares (281 millones de euros) contribuyendo a la creación de 10 000 puestos de trabajo. No es de extrañar que cada vez más empresas y regiones del planeta quieran sumarse a este negocio, ampliando generosamente la oferta y haciéndola más asequible a amplios sectores del público. De hecho, las estimaciones apuntan a que estas cifras se van a duplicar, como poco, en los próximos 20 años (1)

Actividad triplemente beneficiosa

Pese a toda la compleja problemática que hay detrás, todo esto representa un interesante giro en la terrorífica vorágine destructora actual, en la que alrededor de 100 millones de tiburones mueren cada año a manos del hombre. Un giro en el que las tres partes implicadas salen beneficiadas: los tiburones, más todo el ecosistema en el que habitan, las economías locales y los turistas.

Las comunidades locales se están dando cuenta de que un tiburón vivo vale mil veces más que uno muerto y que además sus beneficios se dejan sentir durante más tiempo, por eso en algunos lugares empiezan a apoyar la creación de reservas naturales que ellos mismos gestionan y vigilan (2)

Sudáfrica, Estados Unidos y Australia son los líderes en este mercado en expansión, seguidos de diversas regiones y comunidades del Caribe, el Índico y el Pacífico. Centenares de operadores y resorts ofrecen infinidad de posibilidades para meternos en el agua con tiburones de todo tipo, desde nodrizas, tiburones limón, tiburones grises, o puntas blancas de arrecife, por mencionar solo unos pocos, hasta los grandes y más temidos depredadores como el tiburón tigre y el gran tiburón blanco (en este caso siempre desde una jaula)

¿Bucear con tiburones es seguro?

Como ocurre cuando nos internamos en el hábitat de cualquier animal salvaje, el riesgo cero no existe. Los tiburones son depredadores, algunos de un tamaño considerable, cuyo comportamiento, en determinadas circunstancias, puede ser imprevisible, y más cuando unos extraños seres burbujeantes andan a su alrededor.

No obstante, tomando las debidas precauciones y actuando con sensatez (no olvidemos que el hombre, supuestamente, es la parte racional del asunto), en general bucear y nadar con tiburones es una actividad relativamente segura.

Consejos básicos

Lo que sigue son una serie de consejos básicos para todo aquel que tenga intención de bucear o nadar con tiburones. Si uno se toma la molestia, comprobará que con ligeras variaciones se repiten en cualquier página especializada que consultemos. Esto quiere decir que son producto de años y años de experiencia por parte de buceadores y expertos de todo el mundo, por lo que conviene no pasar ninguno por alto.

En general, todo se resume en tres conceptos:
CONOCIMIENTO, SENSATEZ y RESPETO

1) Procurar bucear con expertos

Es más que recomendable contratar los servicios de un operador de buceo serio, competente y respetuoso con los tiburones, y, como es obvio, seguir escrupulosamente sus normas así como las indicaciones del guía o divemaster. Ellos son quienes mejor conocen la zona, las especies con las que nos vamos a encontrar y, en algunos casos, incluso la personalidad de algunos individuos.

Descarte aquellos operadores que en su propaganda animen al cliente a toquetear al animal, agarrarse de sus aletas, abrazarlo, etc., u oferten la posibilidad de alimentarlo de su propia mano (el llamado hand-feeding). Ni es bueno para los tiburones, ni para usted: no es inteligente enseñar a unos depredadores tan ágiles, eficaces y llenos de dientes a asociar personas con comida, y además nadie nos garantiza un retorno al barco con las manos y todos todos nuestros dedos intactos. Estamos tratando con animales salvajes que merecen nuestra consideración y respeto, no con peluches o caniches de circo.

2) Llegado el caso, planificar cuidadosamente la inmersión

No solo en lo relativo a profundidad, corrientes, consumo, etc., sino también averiguar qué especies se pueden encontrar en el área que hemos elegido y cuál suele ser su comportamiento más habitual y previsible. No todos los tiburones se comportan de igual modo. Y téngase en cuenta que cualquier espécimen. que supera el metro y medio o los dos metros puede llegar a ser potencialmente peligroso, incluso las especies más aparentemente inofensivas, como el nodriza (Ginglymostoma cirratum) o el tiburón limón (Negaprion brevirostris).

En general, en aguas frecuentadas por tiburones es conveniente considerar las siguientes recomendaciones:

  • Los tiburones se muestran más activos al amanecer y a la caída de la tarde, esos son sus momentos preferidos para salir a cazar, por lo que es preferible evitarlos. Mejor bucear de día.
  • Igualmente, téngase en cuenta que las condiciones de baja visibilidad juegan siempre a favor del depredador.
  • En presencia de tiburones, la entrada en el agua debe ser lo menos brusca y violenta posible (evitar el paso de gigante, por ejemplo), para no asustar y poner nerviosos a los animales. Una vez dentro, se debe descender con rapidez, pero evitando movimientos desordenados. La superficie y las aguas intermedias son los lugares donde muchas especies buscan su comida.
  • Igualmente, la subida al barco debe ser ágil pero ordenada, permaneciendo el menor rato posible en superficie y siempre vigilantes.
  • No lleve objetos brillantes. Es recomendable usar traje largo y oscuro y guantes, evitando los colores vivos y los fuertes contrastes de tonalidad. Estos elementos atraen la atención de los tiburones.
  • Una vez abajo, evítense los movimientos bruscos y desordenados, y manténganse los brazos pegados al cuerpo.
  • Nunca bucee solo o se aleje del grupo. Es recomendable mantenerse siempre cerca del compañero de buceo: cuatro ojos ven y vigilan mucho mejor que dos
  • Ante cualquier herida, por pequeña que parezca, suspenda la inmersión.
  • Nunca dar de comer a los tiburones.
  • Jamás bloquee la trayectoria de un tiburón.

3) Vigile el comportamiento del tiburón

Cuando se sienten amenazados, irritados o molestos, por ejemplo porque hemos invadido su espacio vital, muchas especies exhiben un comportamiento agonístico en forma de natación exagerada. Se trata de una señal de advertencia que, de ser desoída, dará paso a un ataque seguro.

El tiburón utiliza el lenguaje corporal para advertirnos de que hemos cruzado un límite que debemos desandar. Este lenguaje no es exactamente igual en todas las especies. Algunas arquean el cuerpo, como los gatos, con el morro levantado, otras exhiben una postura “rígida”, en tensión, no natural, con las aletas pectorales abatidas; y empiezan a nadar de forma errática, en zig-zag, con movimientos arriba abajo, trazando ochos, en espiral, a veces con súbitos acelerones…

 

El tiburón gris de arrecife (Carcharhinus amblyrhynchos) es uno de los casos más estudiados. En estas imágenes podemos observar al malogrado documentalista Mike DeGruy provocando un comportamiento agonístico en un pequeño ejemplar:

 

Todos estos “dialectos” tienen al menos tres rasgos en común: aletas pectorales caídas, apuntando hacia abajo, cuerpo en tensión (arqueado o rígido), y movimientos agitados, exagerados, no naturales.

En tales circunstancias debemos actuar de inmediato y alejarnos, pero no de cualquier manera, sino exactamente como lo haríamos, pongamos por caso, ante un perro enorme que de pronto nos cerrase el paso gruñendo y mostrándonos unos dientes inmensos:

 

  • Jamás hay que darse la vuelta y emprender la huida. Es la peor de las decisiones, puesto que despertaríamos su instinto cazador al actuar como una de sus presas
  • Alejarse rápidamente, pero “guardando las formas”: movimientos seguros, suaves, sin gestos bruscos, y siempre manteniendo el contacto visual con el tiburón. Que él sepa que no le tenemos miedo (aunque, evidentemente, la procesión vaya por dentro)
  • Mantenerse siempre con el grupo o con el compañero de buceo

 

4) Cuando uno o varios tiburones empiecen a mostrarse excesivamente curiosos …

aproximándose cada vez más a nosotros, incluso rozándonos o tocándonos con el morro, lo mejor es salir del agua siguiendo las indicaciones de arriba: de forma ordenada, con movimientos suaves, y sin apartarlos de nuestro campo de visión. Los tiburones son depredadores sumamente cautos, y saben perfectamente cuando los estamos observando. Si insisten podemos apartarlos golpeándoles en el morro con la mano en posición vertical o con algún objeto como una cámara o una linterna.

5) Observar el comportamiento de los peces y demás criaturas que tengamos alrededor

Un comportamiento irregular puede ser indicio de la presencia de un depredador.

6) Actuar de forma racional y respetuosa

No se debe tocar el tiburón, tirarle de la cola, agarrarse a sus aletas, etc., por más que ciertos operadores sin muchos escrúpulos animen al cliente a ello. Las especies más tranquilas e inofensivas (en apariencia) han llegado a causar heridas de consideración.

7) En algunos lugares del mundo …

Es posible nadar con los grandes tiburones planctófagos, el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el peregrino (Cetorhinus maximus). Aunque estos plácidos gigantones son totalmente inofensivos, debemos actuar con sensatez, prudencia y, una vez más, con respeto, aplicando lo dicho arriba sobre toqueteos, agarrarse de sus aletas, interponerse en su camino, etc. Lo único que conseguiríamos es, como mínimo, que desaparezcan inmediatamente de nuestra vista, y tal vez, como propina, algún golpe.

En definitiva:

 

  • CONOCIMIENTO: De nosotros mismos, de hasta donde estamos capacitados para llegar, y de los animales con los que nos vamos a encontrar.
  • SENSATEZ: Para actuar en consecuencia, respetando los límites.
  • RESPETO: Hacia estas magníficas criaturas, que no es más que una forma de respetarnos a nosotros mismos.

 

Notas

(1) La estimación es que los turistas llegarán a gastarse más de 780 millones de dólares (690 millones de euros) en sus diversos lugares de destino. Véase Cisneros-Montemayor, Andrés M., et al. (2013). Global economic value of shark ecoturism: implications for conservation. Oryx, 47 (3), pp. 381-388.

(2) El caso de Palau es paradigmático. En este santuario de 600 000 km², creado en 2009 (el primero de su naturaleza en el mundo), la pesca comercial del tiburón fue terminantemente prohibida, lo que trajo consigo una espectacular recuperación de sus poblaciones que lo ha convertido en un destino turístico de primer orden (http://www.sharksanctuary.com ). Según datos de 2011, la industria del buceo con tiburones inyecta a su economía alrededor de 18 millones de dólares anuales, más unos 1,2 millones en ingresos salariales. Véase