Elegir repelentes de insectos en embarazadas

El DEET es el repelente más eficaz para evitar la picadura de los insectos, pero al aplicarse sobre la piel, podría producir absorción del producto hacia capas más profundas y entrar en el torrente sanguíneo, atravesando la barrera placentaria. La cantidad de este producto que se absorbe está estimado en un 10%, y la mayoría de los estudios realizados sobre la posible afectación al feto concluyen que no se producen alteraciones en el desarrollo normal del embrión, aún estado expuesto a altas cantidades de DEET.

En el caso de embarazo, se recomiendan concentraciones de entre el 20-30% de DEET, aunque en caso de visitar zonas endémicas de enfermedades tales como el dengue, la fiebre amarilla o el zika, esta concentración podría elevarse, ya que la propia enfermedad genera muchos más problemas en el desarrollo fetal.

La alternativa al DEET sería el Icaridín/Picaridin (10-20%, dependiendo de las posibilidades de exposición), menos irritante con la piel, aunque al absorberse en menor medida, el periodo de protección sería ligeramente menor, y habría que aplicarlo más frecuentemente.

También están disponibles en el mercado productos formulados en base a otros repelentes, como el Ácido 3- N-butil-N-acetil-aminopropionico (IR3535®) (20%), de menor perdurabilidad, pero también eficaces.

Si se está amamantando al niño, las precauciones serían las mismas, teniendo especial cuidado en mantener el pecho limpio y libre de repelente.

Las recomendaciones generales sobre los sistemas de protección personal son especialmente importantes en este caso, y por supuesto, la lectura de los prospectos o las fichas técnicas de los productos también es imprescindible.

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