Rabia

La rabia está presente en todas partes del mundo excepto en Australia y la Antártida. En algunas partes de la India, uno de cada 500 ingresos hospitalarios se debe a la esta enfermedad, casi siempre después de la mordedura de un perro.

Distribución mundial de la rabia

Se calcula que alrededor del 2% de los perros de Bangkok, Tailandia, tienen la enfermedad y que esta causa unos 300 fallecidos en esta ciudad cada año.

Sólo 10 países ó regiones del mundo está libres de la enfermedad en este momento: Reino Unido, Suecia, Islandia, Noruega, Japón, Singapur, Australia, Nueva Zelanda , Hawaii y Guam.

Transmisión

El virus se transmite comúnmente por perros, lobos, zorros, chacales, mofetas, gatos, murciélagos, mangostas e incluso animales de granja, pero puede hallarse en cualquier animal de sangre caliente.

El virus es transmitido a través de la saliva de un animal infectado, generalmente mediante la mordedura o lameduras en heridas abiertas. El contagio entre personas es muy poco frecuente. Aproximadamente el 50% de las personas mordidas por un animal infectado desarrolla la enfermedad.

El comercio de carne de perro y gato en Asia propicia la expansión de la rabia y dificulta la lucha contra esta enfermedad. Un gran número de perros con enfermedades sin identificar son trasladados a grandes distancias. Por ejemplo en Vietnam se estima que 20.000 perros son llevados del sur al norte cada mes. Situaciones similares ocurren también en Indonesia o Camboya.

Síntomas

Los síntomas de la rabia pueden tardar semanas, meses o incluso años en manifestarse, si bien el período medio de incubación es de unas 2-8 semanas. Los primeros síntomas son indeterminados: fiebre, malestar general, pérdida de apetito, naúseas, vómitos, diarreas, dolor muscular, dolor de garganta, tos y cefalea. Pueden darse comportamientos extraños como agresividad, ansiedad y agitación. También en menos de la mitad de los casos la persona siente dolor y hormigueo en la zona de la mordedura.

Desde el inicio de los síntomas, la enfermedad puede seguir dos cursos diferentes. Por una parte, está la rabia furiosa, que se caracteriza por una excitabilidad extrema, con espasmos musculares e hidrofobia. Pueden aparecer insomnio y movimientos indecisos de forma espontánea o en respuesta al contacto. El echar espuma por la boca va acompañado de dificultad para tragar y vómitos. Las fases finales de la dolencia se caracterizan por parálisis muscular progresiva y dificultades para respirar. La otra parte, la rabia sorda incluye parálisis gradual que comienza en la extremidad afectada por la mordedura en la mitad de los casos. Los espasmos musculares y la hidrofobia de la rabia furiosa casi nunca ocurren. La parálisis se extiende con rapidez y generalmente es simñetrica.

Ver Vacuna de la rabia

Diagnóstico y tratamiento

Los análisis de sangre y saliva de la víctima mostrarán la existencia de virus, pero si corre un alto riesgo de infección, es poco aconsejable retrasar el tratamiento post-exposición mientras espera los resultados del laboratorio. Una vez que aparecen los síntomas, ya no hay cura.

La importancia de limpiar en profundidad una herida no debe subestimarse. Si le ha mordido un animal en una zona endémica, solicite asistencia médica urgente ya que cuanto más rápido se inicie el tratamiento tras la mordedura, mejores resultados se obtienen.

Si le ha mordido un animal, no olvide los peligros que representan el tétanos y las infecciones bacterianas en la piel.

Prevención

Vacunado o no, siempre debe evitar el contacto con los animales (domésticos o salvajes) en zonas de alto riesgo. Si le ha mordido algún animal, primero limpie la herida a conciencia con agua y jabón, y después aplíquese alcohol o yodo para reducir las posibilidades de quedar infectado.

Ver consejos de protección contra animales 

Bibliografía y documentación