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A principios del siglo XX la dracunculiasis estaba ampliamente distribuída en muchos países de África y Asia. A partir de los años 80 comenzó una intensa campaña de erradicación del gusano, con la que se ha conseguido su eliminación de todos los países asiáticos y gran parte de los africanos. Ghana ha sido el último país en certificar la ausencia de casos en el 2014. En la actualidad, sólo en 4 países se siguen produciendo nuevos casos: El Chad, Etiopía, Mali y Sudán del Sur.
La dracunculosis es una enfermedad parasitaria producida por el nematodo Dracunculus medinensis, que afecta al tejido subcutáneo. Este gusano, también conocido como la filaria de Medina o gusano de Guinea, es el más largo de los parásitos tisulares conocidos. La hembra adulta puede llegar a medir entre 60 y 80 cm de largo, con un diámetro de 2mm.
El conocimiento de este gusano se remonta a la Antigüedad y es referida por los médicos griegos, romanos, árabes, persas y de la India. Una de las especulaciones acerca del ataque de las serpientes a los israelitas recogido en el libro de los Números, durante la travesía en el desierto, podría ser una metáfora de una epidemia producida por Dracunculus medinensis.
Patogenia (Mecanismo de transmisión)
La transmisión se produce por el consumo de agua contaminada por crustáceos copépodos del género Cyclops, infectados por la larva del gusano. Cuando una persona bebe agua contaminada, el crustáceo se disuelve en el jugo gástrico, y se libera la larva que migra a través del epitelio intestinal.
La enfermedad causa una incapacidad temporal y a veces una parálisis permanente, resultado de la afectación de los miembros inferiores, debido a la migración del parásito a través del tejido subcutáneo, lo que origina un dolor agudo, especialmente severo en las articulaciones.
Epidemiología
En la actualidad, sólo hay cuatro países en los que se han declarado casos de infección por Dracunculus medinesis: El Chad, Etiopía, Mali, y Sudán del Sur. Aunque se ha reducido la incidencia considerablemente, todavía Sudán del Sur sigue declarando un alto número de casos, concretamente 521 en 2012, lo que supone el 96% ce casos totales. En el resto de países, la infección es casi testimonial.
Clínica
Alrededor de un año después de la infección, la hembra adulta rompe el tejido epitelial para liberar las larvas. En su migración, la filaria tiene forma de una vena varicosa, y va produciendo un intenso dolor y edema, debido a la ruptura del tejido cutáneo. Se produce eosinofilia y dolor generalizado. Al final de la migración, por lo general en los miembros inferior, el gusano genera una ampolla que se transforma en una úlcera superficial y dolorosa por la que sale el gusano para expulsar las larvas cuando se sumerge en agua dulce. La inmersión en agua del miembro se produce con frecuencia, ya que alivia el dolor y picor de la lesión.
La infección en raras ocasiones produce la muerte. No obstante, el paciente permanece enfermo durante un periodo de tiempo prolongado debido a la salida del gusano, que origina edema, prurito y ulceración de la zona, y la migración del gusano, con dolor generalizado y articular. Las úlceras pueden causar el desarrollo de infecciones bacterianas, con inflamación y exacerbación del dolor, que se puede prolongar varias semanas, incluso meses.
La ruptura y muerte accidental del parásito en los espacios tisulares puede desembocar en reacciones alérgicas severas.
Tratamiento
En la actualidad no existe un tratamiento farmacológico antihelmíntico eficaz ni vacuna. La tradicional técnica de extraer el gusano enrollándolo en un palo, continúa siendo la forma más efectiva de tratamiento. La cirugía puede ser útil, aunque solamente cuando el gusano está cerca de la superficie de la piel, y se complementa con la aplicación tópica de antibióticos para evitar infecciones. Se suele administrar la vacuna antitetánica para evitar complicaciones de la herida.
Diagnóstico
El diagnóstico está basado principalmente en la detección visual del parásito que sale de las lesiones en los miembros inferiores de las personas infectadas. La observación microscópica de larvas confirma la infección.
Prevención
La infección se produce por el consume de agua potable contaminada con crustáceos portadores del parásito. La prevención se basa en la eliminación de estos crustáceos, mediante filtros de nylon o la cocción del agua.
Los principales esfuerzos en el control de la infección se centran en evitar la contaminación del agua potable y matar los copépodos mediante el uso de insecticidas.
Recomendaciones de la OMS
La principal recomendación es la prevención en el consumo de agua para el control de la infección. En este sentido, los esfuerzos van dirigidos hacia la erradicación de la enfermedad, mediante la puesta en práctica de políticas para la población de acceso al agua potable y educación sanitaria.
Enlaces y bibliografía relacionada
- Biswas G, Sankara DP, Agua-Agum J, Maiga A. Dracunculiasis (guinea worm disease): eradication without a drug or a vaccine. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2013 24;368(1623).
- Awofeso N. Towards global Guinea worm eradication in 2015: the experience of South Sudan. Int J Infect Dis. 2013 Aug;17(8):e577-82.
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