El absceso hepático amebiano es causado por la Entamoeba histolytica, el mismo parásito que causa la amebiasis, una infección intestinal también llamada disentería amebiana.
Epidemiología – Factores de riesgo
– Edad entre 20 y 60 años (multiplica el riesgo x10)
– Más frecuente en varones (7-12:1) en niños la distribución por sexos es la misma.
– Las formas clínicas más graves se observan en los pacientes más jóvenes, en los ancianos, en los malnutridos y en embarazadas.
– Población pobre urbana
– Zonas de alta prevalencia
Patogenia
Entamoeba histolytica provoca la «lisis de los tejidos», tiene gran acción destructiva. Es capaz de producir la destrucción de una amplia gama de células in vitro. La destrucción está mediada por una citólisis que depende del contacto del trofozoito con la célula (depende de una adherencia por una lectina no inhibida por la galactosamina). s posible que además participen otras enzimas proteolíticas amebianas como proteasas y colagenasas o enterotoxinas.
Clínica
– La historia clínica típica consiste en unos antecedentes de 1-2 semanas de evolución con dolor en cuadrante abdominal superior derecho (hepatomegalia dolorosa – Dolor en espacio intercostal (Signo de Durban), fiebre de entre 38,5-39,5ºC, leucocitosis, aumento de transminasas y fosfatasa alcalina, elevación hemidiafragma derecho, dolor pleurítico / derrame pleural.

– La mayor parte de los pacientes no presentan una colitis simultánea. Sin embargo es posible descubrir antecedentes de disentería en el último año.
– Hay abscesos amebianos múltiples en el 25-35% de los casos.
– Complicaciones: sobreinfección bacteriana, rotura y diseminación peritoneal/cutánea, diseminación hematógena y abscesos sistémicos.
Diagnóstico
– Clínico

– Estudio de imagen: RX (elevación del hemidiafragma); ECO/TAC/RMN (demostración del absceso)
– Serología -FAT, aglutinación en látex, ELISA, GD, CAP …- (Se encuentran anticuerpos en el suero hasta en el 97% de los casos) es de gran utilidad en el diagnóstico (Son menos específicas en personas residentes en países de alta endemicidad)
– Estudio de heces: parasitológico (Sólo es positivo en el 18% de los casos), detección de antígenos (gran sensibilidad), PCR
– Punción diagnóstica (indicaciones limitadas)

Diagnóstico diferencial
– Abscesos hepáticos de origen piógeno (Suelen afectar a pacientes >50 años, se presentan con ictericia, prurito, sepsis ó shock y palpación de una masa)
– Hepatoma
– Quiste hidatídico (en pocas veces se manifiesta con fiebre y dolor abdominal)
Evolución y tratamiento
Debe tratarse mediante la administración de un amebicida tisular: metronidazol(También tinidazol o cloroquina) + amebicida intraluminal (paramomicina, yodoquinol, furoato de diloxanida, tetraciclina).
La mayoría de los pacientes presentan una mejoría clínica al 3-4 día de tratamiento
Indicaciones de drenaje percutáneo: En la mayor parte de los casos no es necesario, salvo que exista fracaso terapéutico, riesgo de ruptura, sospecha de sobreinfección bacteriana, evidencia de rotura.
Prevención y control
Requiere la interrupción de la transmisión fecal-oral de la forma quística infecciosa del parásito a partir del único reservorio significativo, el ser humano.
Empleo de medidas higiénicas, sanitarias y de tratamiento de las aguas.
Hay perspectivas de elaboración de una vacuna para residentes en zonas endémicas.