Así se define Alicia Ortego nuestra viajera empedernida a la que entrevistamos hoy: «Soy una turista como tú que me encanta escribir y hacer fotos. ¡Espero que disfrutes y te inspires!»
Los Viajes de Ali es una bitácora que pretende inspirar a todos aquellos que disfrutan del mundo de los viajes, así como hacer reflexiones o dar consejos de fotografía. Sin más, no dejéis de seguir leyendo para conocerla un poco más.
Tus orígenes, ¿cómo empezó esto de viajar?
La verdad es que me viene de niña. Mis padres siempre han viajado y cuando nos tuvieron no se frenaron. No es que fueran grandes viajeros, ni que tuvieran mucho dinero, pero siempre han valorado el viaje y el interés por otras culturas como experiencia de vida, así que se apañaban con lo que podían para hacer las vacaciones sin renunciar a algunos de sus sueños. Total, que empecé viajando con mi familia en coche y con tienda de campaña a sitios como Túnez, Yugoslavia, Turquía, Italia, Grecia… y por supuesto por nuestra geografía española. Además siempre tuve a mi alcance libros de viajes, tanto relatos y literatura, como libros de fotografía.
¿Tienes alguna superstición o manía?
Diría que no, la verdad, aunque es posible que tenga alguna y no me haya dado cuenta. Bueno, soy bastante reticente a «publicar» mis planes de viaje con mucha antelación, porque en alguna ocasión se han tenido que cancelar y me ha dado mucha rabia, pero hablo de mucho antes del COVID 🙂
¿Cómo ha sido la salud durante tus viajes? ¿Alguna anécdota?
En general he tenido muy pocos contratiempos, son contadas las ocasiones en que he padecido alguna diarrea (creo que cuatro en total, incluyendo una de niña en Túnez) porque siempre he sido muy cuidadosa con lo que como y bebo por ahí. En una ocasión me rompí el dedo de un pie, fue resbalando en una barca en las Islas Galápagos. ¡Menos mal que era la última excursión que hice! Fui al hospital (el único) de las islas, y después de tocarlo un poco, sin radiografía ni nada, el sanitario afirmó que no estaba roto. Como aquéllo no se deshinchaba y no había ninguna otra posibilidad de atención médica, decidí ponerme en manos de un señor que los del mismo barco me habían recomendado. Era una especie de curandero y en fin, no hizo nada como yo ya preveía, ja, ja, pero fue muy curioso. Aguanté unos cuatro días cojeando muchísimo porque era el tiempo de estancia que me quedaba en Ecuador, y ya al volver a Madrid fui al médico y tras hacerme una radiografía confirmé lo que me temía, estaba roto. Ahora ya sé que si me vuelve a pasar, debo sujetar el dedo fracturado al otro con una venda, en plan tablilla de fractura.
¿Que no dejarías de llevar en tu botiquín de viaje?
Paracetamol para el dolor de cabeza y al menos un antidiarreico como Fortasec, sobre todo por si me pilla a la hora de coger un vuelo (me pasó en Sudán, la noche de antes de volver a España). También me gusta llevar Sulfintestin o similar para lo mismo, porque lleva algo de antibiótico, pero no es tan rápido a la hora de cortar la diarrea. Y poco más, siempre va a depender del destino el que tenga que llevar cosas más específicas. Una venda y unas tiritas nunca vienen mal.
¿Cuál es tu libro o película favorita de viajes?
Uy qué difícil ¡¡me encanta leer!! Pero bueno, me mojo. En libros me quedaría con «Diario de viaje: cartas desde India, Tíbet y China» de Alexandra Dávid-Neel, y «El camino más corto» de Manu Leguineche. Me dejo en el tintero unos cuantos más, que conste. Y mis películas favoritas son Memorias de África y El paciente inglés.
¿Qué has echado en falta durante tus viajes?
Tener más tiempo para estar en los lugares, conocer a sus gentes. Sí, tiempo es lo que más echo en falta en mis viajes.
¿Viajar solo o acompañado?
Ambos tienen sus pros y contras. Viajando sola tengo libertad total, tomo mis propias decisiones y apechugo con mis errores. También me concentro mucho más en el viaje, en lo que veo y aprendo, y siento que disfruto de todo el tiempo disponible al cien por cien. Sin embargo, viajando sola tengo que tomar algunas medidas de seguridad adicionales, planificar un poco más las cosas para mi propia tranquilidad, y renunciar a algunas otras por economía. Viajando acompañada (asumiendo que es una buena compañía viajera) puedo apoyarme en la toma de decisiones, tener apoyo moral, divertirme, intercambiar impresiones con alguien que está viviendo lo mismo que tú en ése momento, y relajarme un poco con el tema de la seguridad que he comentado.
¿Cuál consideras que ha sido tu momento de viaje más complicado?
Creo que fue en el primer viaje que hice a India con unos amigos. Era el año 2000 y la primera vez que iba a Asia. Después de tres semanas viajando con dichos amigos, yo tenía que volver a España para reincorporarme al trabajo, así que volví a Delhi sola (mi primera vez viajando sola por ahí) para coger el vuelo. Después de pasar la noche en el aeropuerto, resulta que había overbooking y me quedé tirada en Delhi 4 días. Además yo no conocía la ciudad porque había entrado en India desde Nepal, por Varanasi. Decidí alojarme en una guesthouse de la zona de Old Delhi (un barrio muy muy caótico) compartiendo habitación con una chica israelí que estaba en mi misma situación por el mismo vuelo. El sitio era muy cochambroso, de los peores de todo el viaje, pero ella ya lo conocía (llevaba 3 meses viajando por India). Intentó robarme mientras dormía no una, sino dos veces, metiendo la mano debajo de la almohada que era donde yo había puesto mi dinero. A todo esto yo estaba en «shock» por haberme quedado tirada, mis amigos andaban ya por Udaipur y no tenía sentido que vinieran, en el trabajo me renovaban el contrato al mes siguiente y yo iba a volver dos días más tarde de lo previsto, y me cogí una diarrea (la única del viaje), creo que del disgusto. La verdad es que lo pasé mal y cuando me encontré con españoles en el aeropuerto casi me tiré a sus brazos.
¿Una situación curiosa que hayas vivido en todo este tiempo y que recuerdes con especial cariño?
Siempre cuento esta anécdota, pero es que la recuerdo con mucho cariño y por eso no se me olvida: estando en la plaza de Naghsh-i Jahandel de Isfahan (Irán), un lugar Patrimonio de la Humanidad que es una maravilla, un niño se acercó y me tiró de la manga para que le hiciera caso. Me dio un papelito pequeño doblado, y cuando lo desplegué me encontré con un mensaje que decía «Welcome to Iran, I hope like you» (bienvenida a Irán, espero que te guste). Alcé la mirada y vi que el niño estaba un poco más allá junto a una chica joven vestida con chador negro que me miraba con timidez. Le sonreí y me llevé la mano al corazón en señal de agradecimiento. Llevaba unos 10 días viajando por este país y ya me había dado cuenta de la hospitalidad de su gente, pero este gesto me pareció muy tierno. Aún guardo la nota.
¿Existe un lugar favorito?
También me resulta difícil afirmar que tengo un lugar favorito. He visitado muchos lugares maravillosos, y sé que me quedan muchísimos más por conocer que puede que desbanquen a los favoritos de antes, je, je. Pero en sentido amplio mi lugar favorito es el desierto. Los grandes desiertos de arena y roca siempre me han fascinado, y entre todos los que he visitado, me quedo con dos: el desierto del Namib, en Namibia, que es pura belleza… y el Tassili en el sur de Argelia [leer más], que es una de las zonas más bellas del Sahara. [leer más]
¿Qué es lo más raro que has comido/bebido?
Pues ahora mismo me viene a la mente unas brochetas de cocodrilo a la brasa que comí en Zimbabwe, junto a las Cataratas Victoria. Realmente ricas, con un sabor similar al pollo.
¿Con qué fotos te quedarías?
Desierto del Sahara (Argelia): ahí estoy contemplando la tarde en un punto indeterminado del Tadrart, en Argelia, en el Sahara profundo. Este era uno de mis grandes sueños viajeros y por fin lo pude realizar hace muy poco tiempo, algo de lo que me alegro infinitamente.
Reserva de Fauna y Flora Eduardo Avaroa (Bolivia): en el verano de 2018 viajé en solitario a Chile y Bolivia. Entre los grandes objetivos estaba conocer el Salar de Uyuni, pero no me imaginaba que el camino hasta él iba a ser tan sorprendente. Esta reserva está llena de lagos, volcanes enormes y paisajes que parecen de otro planeta. La Laguna Colorada, que es donde está hecha esta foto, es increíble.
Monjes budistas en Ladakh (India): viajar al Tíbet siempre ha sido uno de mis grandes sueños, y a pesar de que lo he intentado dos veces, aún no se ha cruzado la suerte en mi camino. En 2016 viajé al norte de India y recorrí Ladakh, también conocido como «el pequeño Tíbet«, y coincidí con una gira del mismísimo Dalai Lama!! Una de sus conferencias la dio muy cerca de Leh y pudimos cuadrar nuestro plan de viaje para poder ir. Fue alucinante. [leer más]
Material y equipo indispensable para tu viaje. ¿Hay hueco para la improvisación? ¿Y la suerte?
Equipo indispensable para mi viaje: cámara fotográfica y lo que le acompaña (trípode, baterías, etc.), teléfono móvil, libreta, libro para leer y buen calzado.
Hueco para la improvisación: pues sí, me gusta improvisar incluso aunque lleve un plan más o menos trazado. Puedes decidir quedarte más tiempo y que ello dé lugar a un encuentro curioso o interesante, o disfrutar de un atardecer que no habías soñado, o no perderte un evento como el de la conferencia del Dalai Lama, una fiesta popular…
Hueco para la suerte: sí!! ¡es muy satisfactorio cuando tienes suerte! no sé, decidir bajarte en una parada de bus diferente a la que habías pensado y encontrarte con una pequeña maravilla, elegir un sitio para comer por instinto y que sea la mejor de las decisiones… Muchas veces la suerte llega con la improvisación, por cierto.
¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera iniciarse en esto de viajar?
Que se guíe por sus gustos e intereses, no por lo que se supone que hay que ver o hacer. Si te gusta la arqueología ¡adelante! Si leíste algo sobre un pueblo que te llamó mucho la atención ¡adelante! Y que viaje con actitud abierta, tolerante, curiosidad, dispuesto a aprender del lugar, no a llevárselo en fotos mientras compara con el sitio donde vive. Para quejarte, quédate en casa.
¿Cuál es tu lema, filosofía? ¿Una frase que lo resuma?, ¿tus fuentes de inspiración?
Los viajes te ayudan a conocer el mundo de primera mano, a entender que hay otras realidades y a empatizar más con «el otro«. Por supuesto depende de tu actitud, pero para mí son eso. Además, viajar es Vivir (así como mayúsculas) porque el descubrimiento y la sorpresa llena más tu tiempo y durante mucho más tiempo, que otras cosas.
¿Cómo cambiarán los viajes después de la era COVID?
Vaya por delante que no lo sé, no lo sabe nadie. Puestos a imaginar, creo que la era COVID está teniendo dos grandes impactos que se van a mantener en el tiempo mucho después de que la superemos, si no llega otra pandemia.
Por un lado, creo que se ha acabado eso de planificar viajes con meses por delante, y esto va a tener a su vez un doble impacto: no alimentar nuestras ilusiones y sueños con la semi-certeza de que «vas a ir allí«, y puede que pagar mucho más caro cada desplazamiento, porque es cierto que esa planificación venía de la mano de la oferta y demanda de los transportes y alojamientos. O dicho de otra manera: para comprar un vuelo a Colombia por menos de 800€ tenías que hacerlo con 5-6 meses de antelación como mínimo. Ahora, comprar con tanta antelación suena a locura porque estamos viviendo en nuestras carnes cómo todo puede cambiar de un día para otro y para mucho tiempo.
No sé cómo serán los precios en el futuro post-COVID, ojalá los precios se adapten a la precaución de la gente. Si no es así, me temo que muchos tendremos que reducir el número de viajes por año, en caso de que estemos dispuestos a pagar mucho más para ir a determinados destinos. Al mismo tiempo, creo que estábamos viajando por encima de nuestras posibilidades teniendo en cuenta el impacto que eso suponía para el planeta en términos de sostenibilidad. Y sí, no cuidar al planeta está directamente relacionado con esta situación.
Por otro lado, nos vamos a ver obligados a planificar mucho más las cosas durante las vacaciones: tener en cuenta los aforos reducidos de alojamientos, restaurantes, etc., hacer reservas online para poder entrar en museos, parques nacionales…, revisar bien y mucho más los alojamientos a nivel higiénico.
De la mascarilla y el gel hidroalcohólico no vamos a hablar… serán los nuevos básicos del equipaje, un poco como los documentos de identidad.
Ah, quién sabe si habrá que llevar una especie de «cartilla amarilla» que acredite que estás vacunado de COVID-19, como hoy la debemos llevar a ciertos países mostrando la vacuna de la fiebre amarilla… No me importaría, pero espero que lo organicen desde el principio (una vez se disponga de la vacuna, quiero decir).
¿Qué viajes tienes pendientes?
Mi gran viaje pendiente es ir al Tíbet, como he mencionado antes. Otros con los que sueño desde hace tiempo son ir al Chad Ennedi, a la fiesta del Gerewol que hacen los Peul en el Sahel, a la Depresión del Danakil en el norte de Etiopía, a Colombia (el «gran viaje» de éste año, ya cancelado), y muchos otros. ¡El mundo es enorme!
¿Cuál es tu consejo viajero a alguien que se esté planteando un gran viaje?
Para cuando se pueda: que lea y se informe de los lugares a los que va, no por seguridad sino por conocimiento. Y que contrate un buen seguro de viaje 🙂
¿Próxima parada?
La idea que tengo es irme una semana al Valle de Ordesa ¡con mis padres! Me apetece muchísimo pasar tiempo de calidad con ellos y rememorar un poquito aquéllos viajes de la infancia. Y después un par de semanas a las Islas Canarias, sola, porque a pesar de haber pasado el confinamiento en solitario, resulta que también me apetece mucho volver a sentirme libre y sin más distracciones que hacer fotos resultonas, descubrir y escribir sobre ello. Cruzad los dedos conmigo, por favor 🙂
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