El gobierno británico ha anunciado que cualquier persona que llegue al Reino Unido, nacional o extranjero, deberá auto-confinarse en su casa u otro alojamiento durante dos semanas A partir del 8 de julio.
Con la medida, las autoridades intentan mantener baja la tasa de transmisión del coronavirus y prevenir una segunda oleada.
Los pasajeros que lleguen al Reino Unido por avión, ferry o tren tendrán que facilitar a las autoridades una dirección en la que se alojarán durante 14 días. No facilitar esa dirección conllevará una multa de 100 libras.
Se prevee que haya visitas sorpresas a los domicilios para asegurar el cumplimiento de la cuarentena. El incumplir el confinamiento podría multarse con hasta 1.000 libras.
Los recién llegados tendrán que conducir su propio coche hasta su destino siempre que sea posible, no podrán ir a trabajar, a la escuela, acudir a espacios públicos ni usar el transporte público ni taxis. Tampoco podrán recibir visitas, a no ser que se trate de ayudas especiales. Y tampoco deberían ir a comprar comida u otros productos.
Habrá excepciones, como transportistas o sanitarios. Tampoco se aplicará a los viajeros que lleguen desde la República de Irlanda.