En 2019 Médicos sin Fronteras (MSF) ha notificado un fuerte aumento en el número de casos de malaria en Al-Fashir (estado de Shamal Darfur de Sudán) una de las ciudades más pobladas del país, que alberga a un gran número de desplazados internos. Casi dos veces más que durante el mismo período en 2018.
Sudán –en general– y el estado de Shamal Darfur –en particular– tienen una alta carga de enfermedad con un pico estacional durante la temporada de lluvias. Se ha lanzado un una respuesta de emergencia, que actualmente se centra en los dos principales centros de salud de referencia de Al-Fashir: el Hospital Universitario y el Hospital de Pediatría. El objetivo es fortalecer la gestión de casos de malaria, ya que son muchísimos y los profesionales están trabajando las 24 horas del día los siete días de la semana.
La tasa media de ocupación de camas en dichas instalaciones ha sido 90% superior a la capacidad durante el último mes. Se ha fortalecido el sistema de clasificación según la gravedad de los pacientes a su llegada (urgente, grave, estable) para así no perder casos críticos o tratarlos demasiado tarde.
Entre el 23 de septiembre y el 26 de octubre, los trabajadores de MSF realizaron más de 13.000 pruebas rápidas de malaria, 51% de las cuales tuvieron resultado positivo. Los equipos de la organización han admitido a más de 2.450 personas en el hospital desde entonces, la mitad de ellas, niños. Entre la última semana de septiembre y la última de noviembre (ambas incluidas), estos equipos han tratado casi 27.000 casos de malaria en Al-Fashir y las zonas circundantes. Más de 3.000 eran severos. A fines de noviembre, no obstante, el número de ingresos y casos tratados estaba, al fin, decreciendo.
MSF también ha lanzado actividades móviles en las afueras de la ciudad, en áreas rurales y en lugares donde hay campamentos para desplazados internos, por lo que está enfocando el problema raíz en la comunidad, lo que permitirá reducir la carga y el número de personas en el hospital. Con estos servicios, se ha tratado a casi 3.000 personas.
Varios factores han contribuido a este gran brote de malaria. Por un lado, Shamal Darfur y AlFashir albergan a una gran cantidad de desplazados internos que viven en diferentes campamentos en condiciones precarias. Las instalaciones de salud en las áreas fuera de la ciudad no tienen la misma capacidad de respuesta que las de la ciudad, y las medidas preventivas implementadas en las comunidades a menudo no han sido sostenibles. Si bien se han distribuido mosquiteras, muchos hogares no recibían suficientes, lo hacían demasiado tarde o no los usaban adecuadamente.
Por otro lado, este año, la temporada de lluvias ha sido más larga e intensa que en 2018. Suele terminar en septiembre, pero este año se ha alargado hasta octubre. Hay mucha agua estancada, lo que significa mayor número de mosquitos.