El virus del Zika se extendió por toda Latinoamérica entre el 2015 y 2016, después de lo cual el número de nuevos casos comenzó a disminuir. Cuba, sin embargo, fue uno de los últimos países en declarar casos. El primer caso autóctono notificado en el país fue en marzo del 2016. Algunos datos recientes indican que a mediados de 2017 hubo un brote epidémico en Cienfuegos, con más de 600 casos confirmados.
Un reciente estudio realizado por investigadores del Hospital Clinic de Barcelona y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) refleja el papel clave de los servicios de salud internacional para fortalecer la vigilancia y evitar la introducción de arbovirosis en Europa.
Los casos importados de zika que se registraron en Barcelona durante el 2017 reflejaron el brote epidémico que sufrió Cuba ese año. El estudio que se inició en el 2016, y se prolongó durante un periodo de casi tres años, detectó 42 casos importados.
Mientras que en el 2016 los viajeros infectados por zika regresaban de diferentes países de América Latina y el Caribe, los casos diagnosticados a finales del 2017 y en el 2018 venían exclusivamente de Cuba.
Estos casos podrían reflejar una falta de inmunidad colectiva en la población cubana, así como la posibilidad de que sea uno de los últimos lugares en América donde aún hay transmisión del virus.
El estudio pone de manifiesto la necesidad de estar alertas a la posibilidad de infección por zika en viajeros que regresan de Cuba y como los servicios de atención al viajero son un elemento esencial para vigilar y prevenir la introducción de estas enfermedades en zonas no endémicas. Solo en 2016, más de un millón de viajeros europeos visitó la isla.
Es importante señalar que 70% de los viajeros que regresaron infectados por zika no buscaron consejo médico previo al viaje.
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