La Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó en Mayo de 2019 que Argentina es un país libre de malaria.
No se han producido casos autóctonos en el país desde el 2011.
El último brote registrado en el país fue en la provincia de Misiones en el año 2007. En 2010 tuvieron lugar los últimos casos autóctonos en la provincia de Salta por Plasmodium vivax.
Durante el año 2018, hubo 23 casos confirmados importados. De estos, 19 fueron diagnosticados, notificados y tratados en Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el resto fueron en Mendoza (2), Santa Fe (1) y Córdoba (1). Los casos provinieron de Venezuela (15 casos, 65%), Nigeria (3 casos, 13%), Perú (2 casos, 9%), Tanzania (1 caso, 4%), Camerún (1 caso, 4%) y Mozambique (1 caso, 4%).
La historia de la malaria en Argentina comenzó en la época colonial. A principios del siglo XX el país presentaba 200.000 casos anuales de esta patología. Gracias a distintos procedimientos, a una legislación considerada en esa época de la más completa y efectiva, y al impacto producido por la campaña de erradicación con DDT (dicloro difenil tricloroetano) entre 1947 y 1949, la tendencia en el número de casos de malaria se tornó descendente, con años epidémicos relacionados con la situación de los países limítrofes.