Descripción:
La procesionaria del pino o Thaumetopoea pityocampa Schiffes un lepidóptero defoliador que se alimenta de hojas de los pinos y otras coníferas. Su ciclo pasa por una fase larvaria, fase crisálida y fase adulta. Las mariposas aparecen en verano y realizan la puesta a finales de este período. Unos 30 o 40 días después emergen las larvas que se alimentan del pino, de noche, durante otoño e invierno, agrupándose en bolsas de seda para protegerse del frío.
Debe su nombre de «Procesionaria» a que se desplaza en grupo de forma alineada, a modo de procesión. Otros nombres que recibe: «Cuc de pi» (Cataluña); «Sirganos» (Teruel); «Piñu-mozorro» (País Vasco).
Distribución:
Abunda en los bosques de pinos de Europa del Sur y central, donde es una plaga muy extendida. Además de los pinos, habita también en cedros y abetos.
Patogenia:
La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
Síntomas (clínica):
Las orugas (fase de larva) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas.
En animales domésticos, por ejemplo, animales curiosos como los cachorros de perro (los gatos son más cautos), son peligrosas las orugas de la Procesionaria del pino al chupar o tocar esta hilera en movimiento o a través de un nido que se haya caído, ya que contiene pelos urticantes. Síntomas: inflamación de labios, boca y cabeza en general. El animal intenta rascarse, babeando exageradamente. Consultar con el veterinario.
Diagnóstico:
No hay ningún signo clínico específico de las reacciones. La sospecha diagnóstica de una reacción cutánea se basa en los siguientes datos:
1. Antecedentes de exposición en las 24 horas previas en una zona con pinos infestada en cualquier época del año, si bien son más frecuentes durante los meses de febrero a abril. En trabajadores en contacto con los pinos la exposición está condicionada por el tipo de tareas que realizan. Así, los recolectores de piñas tienen la máxima incidencia de reacciones entre los meses de octubre y diciembre. También se ha observado reacciones en pleno verano en trabajadores que extraen arena de los pinares durante esos meses, en los que no hay orugas urticantes pero sí restos o capullos en la arena.
2. Presencia de una erupción habonosa, con o sin angioedema, o de una dermatitis papulosa, ambas muy pruriginosas y localizadas preferentemente en el cuello y la zona distal de las extremidades. En los niños habrá que buscar las lesiones sobre todo en las palmas y los espacios interdigitales.
3. Identificación, siempre que sea posible, de los pelillos urticantes en la piel o en la ropa del paciente mediante la aplicación de una tira adhesiva (celofán o esparadrapo) o directamente en la piel mediante el empleo de la dermatoscopia. Esta técnica se ha utilizado recientemente en el diagnóstico de diversas infestaciones cutáneas (entodermoscopia) y puede considerarse como una herramienta útil en el diagnóstico diferencial de las erupciones papulosas y eritematosas.
4. Las reacciones no deben aparecer en otras circunstancias, y hay que excluir otros diagnósticos diferenciales que puedan originar un cuadro clínico similar (reacción a picaduras de otros insectos, prurigo nodular o atópico, escabiosis, otros eccemas y urticarias de contacto, etc.)
Tratamiento:
Una vez que aparecen los síntomas el tratamiento es meramente sintomático: antihistamínicos orales para controlar el prurito y los casos de urticaria de contacto y angioedema, y corticoides tópicos para las lesiones eccematosas y de dermatitis papulosa. En casos extensos o rebeldes pueden emplearse corticoides orales. En la medida de lo posible hay que evitar el rascado, porque aumenta la sintomatología al clavar y rozar las espículas de la oruga en la piel o en las mucosas. En las reacciones anafilácticas es preciso un diagnóstico precoz y un tratamiento inmediato con adrenalina además de corticoides y antihistamínicos.
Si existen procesiones de orugas: alejar a los niños, NUNCA molestarlas, tocarlas ni barrerlas (se levantan miles de dardos urticantes). Si están en su parcela, una vez enterradas puede mojar la zona para fijar los pelillos de las orugas al suelo. Evite recoger objetos (piñas, leña, etc.) de los pinares infestados o tocar los nidos de las orugas. Si vive en una parcela con pinos durante los últimos meses del invierno y en primavera no tienda a secar la ropa al aire libre Evite remover la tierra en pinares o márgenes de los mismos En los casos de exposición profesional deben extremarse las medidas de precaución cuando trabajen en pinares con esta plaga. Es importante que tengan la menor superficie cutánea posible expuesta, usando para ello prendas adecuadas: camisas y pantalones que cubran las extremidades, botas, etc, y si van a realizar tareas en la copa de los pinos usar gafas protectoras e incluso mascarilla. Los pacientes alérgicos a la oruga no deberían trabajar en pinares infestados por ella |
Prevención y control:
El principal método de lucha biológica, quizás la más efectiva considerando efectividad/esfuerzo, consiste en la utilización de feromonas para capturar en trampas a los machos adultos reduciendo las posibilidades de cópulas. Al capturar solo machos las trampas son solo eficaces con densidades poblacionales bajas. Se utilizan también para evaluar niveles poblacionales de adultos.
Otros métodos que se utilizan en el control:
– Bacillus thuringiensis
– Insecticidas inhibidores crecimiento
– Insecticidas químicos convencionales
– Cortar y quemar los bolsones
– Romper los bolsones
– Barreras físicas
– Fomentar las aves insectívoras
Durante los meses en los que la oruga desciende en procesiones de los pinos (si el invierno es frío: febrero-abril; si el invierno es más suave: enero-marzo) y especialmente en días de viento, es preferible que no pasee por pinares infestados por procesionaria y que tampoco lo hagan sus mascotas (por ejemplo perros). |
Enlaces y bibliografía relacionada: