Pintor: Jaime Huguet. 1412-1492. Escuela española.
Título: “ Retablo de los santos Abdón y Senén ”. 1460. Iglesia de Santa María de Tarrasa, Barcelona.
Características: Óleo sobre tabla.
Si durante la etapa románica la pintura al fresco sería la técnica predominante en la decoración de iglesias y templos, en el periodo gótico el retablo se constituiría como el elemento predominante a la hora de modelar y reflejar las imágenes religiosas. En España y más concretamente en Cataluña alcanzaría una gran popularidad gracias, en gran medida, a maestros como Luis Borrassà, Bernardo Martorell, Luis Dalmau y sobre todo Jaime Huguet, considerado el más destacado representante del gótico catalán.
Una de las obras más importantes de este Huguet es el retablo de los santos Abdón y Senén, que padecieron martirio durante el mandato de Decio en el siglo II. La parte central del retablo nos muestra a ambos santos ataviados con los trajes de la época y empuñando las espadas que simbolizan los instrumentos de tortura, ya que ambos fueron decapitados por haberse negado a adorar a los ídolos paganos. En las partes laterales aparecen representadas diferentes etapas de su vida y milagros, mientras que en la parte inferior del retablo hay una plataforma o predella donde se nos muestra una serie de pinturas narrativas sobre los santos Cosme y Damián. Esta predella está dividida en tres fragmentos: en la parte central aparecen los santos con las cajas de medicamentos, en la parte derecha podemos ver el martirio que sufrieron ambos santos y en la zona izquierda aparece representado su milagro más famoso, la amputación de una pierna gangrenada y el posterior trasplante por otra procedente de un cadáver negro (figura 1).
Es en la imagen del transplante milagroso donde se puede apreciar con una gran precisión las lesiones características de una fascitis necrosante, posiblemente debida a Streptococcus pyogenes, aunque no se puede descartar la acción de microorganismos anaerobios en el origen de las heridas. En esta patología, las manifestaciones clínicas son agudas y consisten en malestar general grave y fiebre, aunque, al principio, con escasa afectación de la piel. Durante el transcurso de la infección se produce una extensa destrucción de la fascia con formación mínima de gas, y luego necrosis cutánea. Sin embargo, el tejido muscular resulta ileso. Estas infecciones cutáneas estreptocócicas profundas pueden progresar muy rápidamente y, si se extienden al tejido subcutáneo, las bacterias pueden diseminarse a través de los espacios intersticiales a una velocidad asombrosa. Generalmente, la vía de entrada es por herida traumática y en el tratamiento es indispensable el procedimiento quirúrgico.
Durante la Edad Media, San Cosme y San Damián se erigieron como los santos patronos de cirujanos y farmacéuticos, siendo invocados con el fin de gozar de una buena salud y obtener una completa curación de las enfermedades. Es por esto por lo que durante este período gozaron de una gran popularidad, de forma que la representación de ambos santos proliferó en un gran número, encontrándose su imagen en una gran cantidad de templos religiosos. Su festividad es celebrada el 26 de septiembre.
Por el Dr. Alberto Ortiz