Pintor: Adriaen van Ostade. 1610-1685. Escuela holandesa.
Título: “ Anciana despiojando a un hombre”. Entre 1632 y 1672.
Características: Aguafuerte. Dimensiones: 195 mm x 152 mm.
Durante el siglo XVII, se produjo una gran proliferación de pintores en Holanda, que cultivaron la pintura de interior. Si bien, la mayoría de los artistas se centró en la producción de imágenes relacionadas con el ambiente de las clases sociales más acomodadas, otros se inclinaron por ambientes más humildes y sencillos. Este último caso fue el del pintor Adriaen van Ostade, cuya producción pictórica se centró, principalmente, en la representación de ambientes sórdidos y marginales en los que se refleja la vida de las personas menos favorecidas.
En el dibujo, una vieja examina el pelo de un hombre, otro mira atentamente el líquido de un jarro, y al fondo una tercera figura, que por su tamaño bien pudiera ser un niño, está inclinado sobre un cajón en actitud de comer. De esta composición, y como sucede en otras muchas que se realizaron en aquel siglo, se deduce que las infestaciones por piojos eran muy frecuentes. Aunque la pediculosis, es un tipo de parasitismo que afecta principalmente a los niños, también puede darse en personas más mayores, especialmente, tal y como se puede observar en el dibujo, si existe hacinamiento, y las condiciones higiénicas y de salubridad, no son las más adecuadas. Aparte del posible contagio a otras personas, la principal molestia, de la afectación cutánea de los piojos, consiste en el desarrollo de una dermatitis pruriginosa que puede resultar irritante y muy molesta para el infectado.
No obstante, la principal razón por la que fueron tan populares estas escenas de interior, se debe al interés por parte del artista en la captación de los rostros. Al igual que sucedía con otras escenas médicas, o la imágenes de tabernas y fiestas campestres, las diversas posturas y ademanes caricaturescos de los aldeanos, rozando en no pocas ocasiones lo ridículo, eran el principal objetivo del artista. El pintor intentaba reproducir la realidad con un sentido veraz, lejos de mensajes moralizantes e instructivos, que en un primer momento pudieran desprenderse de su contemplación. Lo que verdaderamente interesa es la observación de los gestos y semblantes, para mostrar las diferentes emociones y expresiones de los personajes; la capacidad de concentración de la vieja, la exteriorización del dolor de la persona parasitada, y el grado de extrañeza de la figura que mira el fondo del jarro, intentando averiguar si todavía queda vino o no, son esos gestos espontáneos, francos y sinceros, que tanto interesaron a los artistas de este tipo de pintura.
Por el Dr. Alberto Ortiz