Recientemente Reticulitermes flavipes, una termita subterránea invasora ha sido noticia en Canarias, debido a la afectación de algunos inmuebles en Tacoronte un municipio en el norte de la isla de Tenerife. Otros dos municipios, La Laguna, próximo al anterior y Arona, a unos 60 km también han notificado su presencia.
No se sabe bien cómo llegó a Tenerife, pero en 2010 se eliminó un foco en una urbanización local, aunque el asunto no salió a la luz. En 2017, se detectó un nuevo foco en la misma zona.
Originaria de EE UU, es un tipo de termita invasora subterránea muy devastadora que se alimenta de la celulosa de maderas, plantas o libros. Quizá una de las especies más dañinas del mundo, con una rápida tasa de reproducción y una alta capacidad invasiva. Su sistema de termiteros puede llegar a ocupar una superficie de 90.000 metros cuadrados, alimentándose de todo lo que contenga celulosa, incluídas plantas vivas. Pueden vivir a temperaturas que van de los 4ºC a los 35ºC.
Ha llegado también a países como Francia, Alemania, Uruguay, Chile, Italia o las Bahamas. En Tenerife, las altas temperaturas y la elevada humedad pueden favorecer su actividad durante todo el año. A los riesgos ya conocidos para las edificaciones y maderas muertas, hay que añadir que también son una plaga agrícola, para cultivos como la vid o las patatas.
Para su control es de vital importancia el establecer protocolos de actuación para evitar la dispersión de la plaga.