La peste o Il morbetto de Marcantonio Raimondi

PintorMarcantonio Raimondi. 1480-1534. Escuela italiana.
Título: “ La peste o Il morbetto”. 1514. National Gallery of Art, Washington, D.C.
Características: 40,6 x 55,9 cm. Grabado.

Aunque, inicialmente, Marcantonio Raimondi comenzó su actividad profesional como platero en un taller de orfebrería en Bolonia, pronto mudó su oficio en grabador y dibujante. Este cambio, se debió en gran medida a su visita a Venecia en el año 1508, donde conoció la obra de Dürer, cuyos grabados copió con tanto éxito hasta el punto de ser considerados como originales. Posteriormente, y tras una breve estancia en Florencia, Raimondi se asentó en Roma, ciudad en la que entró en contacto con el pintor Rafael y su círculo. Fruto de esta relación de amistosa, surgió una estrecha colaboración entre ambos artistas que convirtió a Raimondi en el artífice de la realización de grabados a partir de dibujos y modelos previamente diseñados por Rafael. Esto ocasionó que Raimondi se erigiera como uno de los más influyentes grabadores italianos, logrando en sus trabajos unos matices de textura y tonalidad, que no habían sido alcanzados hasta ese momento.

En esta imagen, Raimondi reproduce un dibujo de Rafael, que probablemente fuera creado para ser grabado. El tema que inspiró el dibujo fue tomado de la Eneida de Virgilio, concretamente del libro III, en el que se describe un brote de peste que afectó al grupo de refugiados troyanos al desembarcar y asentarse en la isla de Creta. Los esfuerzos de los troyanos por evitar la propagación de la epidemia resultan infructuosos, y muchas personas y animales perecen ante el ataque devastador de la plaga. Es entonces, cuando a través de un sueño, los dioses troyanos le revelan a Eneas que su destino es Italia y no Creta, de modo que solamente abandonando la isla conseguirán huir del azote de la peste:

“ Habían ya varado sus naves en la playa, y estaba ya ocupada la mocedad en bodas y en labrar su nueva tierra y yo les iba dando sus leyes y viviendas. De pronto se corrompe el haz de aire y de él nos viene pestilencia ponzoñosa, plaga de lastimosa mortandad que ataca nuestros cuerpos y que arrasa árboles y sembrados. Entregaban los hombres la dulce vida, o a duras penas podían arrastrar el cuerpo enfermo. Sirio con sus ardores quemaba los eriazos, se angostaba el herbajo, la mies inficionada nos negaba el sustento. Mi padre nos exhortaba a recruzar el mar, y acudir otra vez a Ortigia y al oráculo de Febo y a pedirle favor y a inquirir qué fin van a tener nuestras fatigas, dónde hemos de buscar ayuda en nuestros trances, a dónde poner rumbo 

(Eneida, Libro III).

No era la primera vez que el poeta Latino abordaba el tema de las epidemias. En su obra Georgicas, en el libro tercero, también hacía una notable y exhaustiva descripción de los síntomas de las enfermedades que afectaban a los animales. Algunas de estas enfermedades eran infecciosas y desencadenaban brotes epidémicos que producían una gran mortandad entre los animales y, en ocasiones, también afectaban a los humanos. En este contexto, están especialmente detalladas las afecciones de la piel que evolucionaban a pústulas, ulceraciones u otro tipo patología dérmica, desarrolladas principalmente por pastores como consecuencia del contacto directo con el ganado.

Los grabados de Raimondi se dispersaron por toda Europa, permitiendo la difusión de las obras de Rafael, lo que contribuyó a la enorme fama y notoriedad que alcanzó el maestro entre los pintores contemporáneos y las generaciones posteriores. En concreto, este grabado, que fue conocido popularmente en Italia bajo el título de “il morbetto” (la pequeña enfermedad), debido al diminuto tamaño del grabado, fue una de las imágenes más influyentes de la peste en el arte europeo moderno. Sus detalles compositivos y grupos de figuras, como el niño que intenta abrazar a su madre muerta del primer plano, que fue tomado de una descripción de Plinio el Viejo sobre una famosa pintura de Arístides de Tebas, sirvieron de base para su reproducción posterior en numerosas pinturas de epidemias en Italia y otros países.

Por el Dr. Alberto Ortiz