La mayor parte de los modelos de descompresión actuales hacen los cálculos basándose en la presión atmosférica existente a nivel del mar. Las cabinas de los aviones no se encuentran presurizadas a la misma presión del nivel del mar (1.013mb = 1atm) puesto que la diferencia entre la presión interior y exterior del avión sería tan elevada que podría poner en peligro la resistencia mecánica del fuselaje. Por ello, existe una escala de la presión que debe procurarse en cabina a cada altura. Así, un avión que vuela a 7.000 metros de altitud debe mantener en el interior de la cabina una presión equivalente a la existente a 1.800 metros.
Si el buceador volase en avión, avioneta o helicóptero, o bien, ascendiese a un puerto de montaña antes de que el cuerpo se desature por completo, aumentará considerablemente el riesgo de padecer un ataque de descompresión.