Marriage à la mode (I parte) de William Hogarth

PintorWilliam Hogarth. (1697-1764). Escuela Inglesa.
Título: “Matrimonio a la moda: 1. El contrato matrimonial ”. 1745. Galería Nacional, Londres.
Características: 70 x 90,8 cm. Óleo sobre lienzo.

Hasta bien entrado el siglo XVIII, la escuela pictórica inglesa no era muy conocida en Europa. Hasta este momento la producción artística en las islas se ceñía a la realización de grabados y estampas, industria que gozaba de gran interés en el resto del continente. Serían los retratistas Sir Thomas Gainsborough y Sir Joshua Reynolds quienes dotarían a la pintura inglesa de un prestigio y una posición de la que anteriormente carecía no sólo en Europa, sino también en su propio país. Pero las bases en las que se cimentó esta nueva tendencia habría que buscarlas a principios del mismo siglo en William Hogarth, figura fundamental en el desarrollo posterior de la pintura inglesa.

Hijo de orfebre y grabador, Hogarth se inició en la pintura a través del arte del grabado, para evolucionar posteriormente a pintor de pequeños cuadros de carácter costumbrista. Este género fue muy cultivado en el arte flamenco y holandés del siglo XVI y XVII, pero con la diferencia de que las escenas que Hogarth nos muestra están dotadas de un fuerte carácter moralizante y aleccionador, permaneciendo la historia fragmentada en varios cuadros, constituyendo el conjunto una serie. De todas ellas la titulada Marriage à la mode (Matrimonio a la moda) es la más famosa y supone la culminación del artista en este género. El tema tratado en esta serie es un matrimonio de conveniencia entre la hija de un adinerado burgués y el hijo de un arruinado noble. Como es natural esta unión por interés traerá fatales consecuencias para ambos cónyuges, ambos sometidos a la voluntad de sus padres. Pero, además, una inesperada protagonista jugará un papel fundamental en el trágico embrollo en el que se verán involucrados nuestros protagonistas: la sífilis.

Nuestra historia comienza con el acuerdo matrimonial al que han llegado el conde de Squander, que padece de gota y está sentado a la derecha del cuadro y el regidor, sentado en el centro de la composición. Justo detrás se encuentran el hijo del conde, Lord Squanderfield, posando su mirada sobre el espejo, y la hija del regidor, con aspecto abatido, siendo consolada por el abogado Silverstone (lengua de plata), personaje este último que tendrá una implicación crucial en la relación de la pareja (figura 1). El motivo del matrimonio por parte del conde es conseguir dinero para la construcción de una mansión, mientras que el regidor, mercader rico, espera entroncar con la nobleza a través de su hija.

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Figura 1

En la siguiente escena ambos contrayentes se encuentran sentados en el salón de la casa después de una noche de esparcimiento. Ante los gestos de impotencia del administrador, que indica que semejante situación acabará en la ruina más absoluta, esposa y marido se miran de soslayo, indicando la mutua aversión que sienten el uno por el otro y por el estado en la que se encuentran (figura 2).

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Figura 2
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Figura 3

Tanto en la primera como en la segunda escena se puede observar una oscura mancha en el cuello de Lord Squanderfield. Este el símbolo que utilizaba el autor para indicarnos la infección por sífilis (Figura 3). La vida disipada y extravagante del aristócrata ha provocado que haya contraído esta enfermedad venérea, posiblemente en algún prostíbulo, lugar al que el noble suele realizar frecuentes visitas. En una sífilis secundaria, además de las manifestaciones generales como malestar, anorexia y mialgias entre otras, aparecen las lesiones cutáneas que reciben el nombre de sílfides. Estas lesiones se corresponden con unas pápulas indoloras de tamaño variable de color rojo oscuro, redondas, predominando en el tronco, parte superior de las extremidades, cara y región anogenital. Estas sílfides con los años pueden evolucionar a úlceras y originar necrosis.

Como se puede comprobar, los elementos de la tragedia están servidos. En estas circunstancias tan conflictivas, la enfermedad venérea influirá de manera decisiva a que el desarrollo y desenlace de nuestros dos protagonistas sea funesto. Pero nuestro amable lector no debe impacientarse con el devenir de los acontecimientos, pues tendrá más detalles de los mismos en los próximos episodios.

Por el Dr. Alberto Ortiz