Las huellas de los dioses

Su origen había sido hasta ahora un misterio. Se trata de decenas de miles de extraños círculos, de entre 2 y 35 metros de diámetro, que moteaban las polvorientas praderas africanas del desierto de Namibia. En el interior de ellos la hierba no crece, y algunos de ellos están rodeados por un anillo de vegetación más alta que la de alrededor, una especie de corona verde que marca claramente el perímetro de la zona seca. Los círculos siguen una especie de «ciclo vital» que los hace aparecer y desaparecer con regularidad.

Hasta ahora, se habían expuesto varias teorías sobre su formación. Una de ellas proponía que una especie de termitas, llamadas Psammotermes, se alimentaban de las raíces de los pastos, causando la muerte de la vegetación y creando los círculos. Hormigas y roedores también han sido considerados como los posibles creadores de los misteriosos círculos. Otros han llegado a culpar a los hidrocarburos que emanan de las profundidades de la tierra, al llamado «crecimiento autorregulado» de la hierba, un fenómeno extensamente observado en la Naturaleza (especialmente en ambientes donde el agua escasea, como es el caso).

Por primera vez, un equipo de investigadores de las universidades de Princeton y New Jersey, ha logrado reconciliar las dos soluciones más probables (el crecimiento autorregulado y la acción de las termitas) en una serie de simulaciones informáticas validadas con datos de campo de cuatro continentes.