Pintor: Antoine Auguste Ernest Hebert. 1817-1908. Escuela Francesa.
Título: “ Malaria ”. 1848-1850. Museo d´Orsay, París.
Características: Óleo sobre lienzo. Dimensiones: 193 X 135 cm.
Natural de Grenoble, Antoine Herbert fue un destacado representante del Romanticismo decimonónico francés, caracterizándose su pintura por los ambientes bucólicos, no exentos de cierto lirismo, y la serenidad de los personajes. Fue discípulo del pintor Paul Delarauche, quien contribuyó notablemente en el desarrollo un estilo muy personal, que también se vio fuertemente influenciado por el ambiente artístico de una Italia en la que vivió durante una gran parte de su vida.
Precisamente, fue en Italia donde se inspiró a la hora de realizar el cuadro “Malaria” que le otorgaría gran fama y renombre a nivel internacional. Bajo una luz crepuscular, un grupo de personas, montados sobre una barca, navegan por el río huyendo de un foco palúdico que se ha desatado en alguna región próxima. Un hombre situado de espaldas al espectador, mira al horizonte y parece dirigir el destino del conjunto de personas entre las que destaca la presencia de varias mujeres y un niño de corta edad. Las poses de tranquilidad de los diferentes miembros de la embarcación, así como el ambiente melancólico que envuelve la escena, contrastan de manera significativa con la gravedad del momento que vive la población. Herbert fue testigo de excepción de este tipo de movilizaciones, consecuencia de las diversas epidemias producidas a lo largo y ancho de la península italiana, donde el paludismo era endémico.
Etimológicamente, el término malaria deriva de la expresión italiana “mala aria”, que quiere decir mal aire o mal ambiente, y se basa en la creencia de que el origen de la enfermedad se debía a los residuos y miasmas evaporados de los ríos, lagunas y áreas pantanosas. Sin embargo, no sería hasta la segunda mitad del siglo XIX, el momento en el que se descubriría la implicación de los mosquitos del género Anopheles en la transmisión de las diferentes especies de Plasmodium, agente causante de la infección que fue descubierto por Laveran en 1880. Posteriormente, los científicos italianos Ettore Marchiafava y Angelo Celli caracterizarían este género en 1885 y Giovanni Battista Grassi demostraría que la transmisión del parásito se debía a la picadura de los mosquitos en 1898. Además, justo sería recordar la contribución de Camillo Golgi al conocimiento del proceso infeccioso, al relacionar los episodios febriles con la liberación de los esquizontes de Plasmodium en la sangre.
La implicación de este considerable número de investigadores italianos en el desentrañamiento de la malaria, pone de relieve la trascendencia y el impacto que causó esta enfermedad en el país trasalpino. Un gran número de regiones italianas sufrieron el azote de las epidemias de paludismo, motivo que justifica la extremada sensibilidad mostrada por la comunidad científica oriunda, a la hora de resolver el problema. Estas epidemias también fueron fuente de preocupación y pesar entre la población autóctona, como bien supo captar Herbert en este magnífico lienzo.
Por el Dr. Alberto Ortiz