Indonesia, fundamentalismo islámico y vacunación

Habitantes de Popayato, provincia de Gorontalo en la isla de Sulawesi, amenazaron de muerte a los técnicos de salud durante una reciente campaña de vacunación frente al sarampión y la rubéola alegando que dichas vacunas contenían trazas de cerdo («No lo quiero, es haram«). Haram es una palabra árabe con un significado ambiguo. Por un lado, incluye todas las cosas y hechos que en el Islam están prohibidos; lo contrario es halal. Y por el otro, significa algo sagrado, intocable, como un santuario.

Indonesia está entre los 10 primeros países del mundo en número de casos de sarampión y es el primer país del Sudeste Asiático, sin contar a India, en número de casos de rubéola.

El Consejo de Ulemas de Indonesia (MUI) expresó dudas sobre la vacuna a los pocos días de comenzar el programa y recomendó a los musulmanes que esperasen hasta que el organismo religioso lo catalogase como halal.

Finalmente el MUI analizó la vacuna y emitió una fatua el 20 de agosto para permitir su uso, argumentando riesgos sanitarios y la falta de alternativas, aunque no la denominó halal. (Una fatua es un pronunciamiento legal en el Islam, emitido por un muftí o especialista en ley religiosa sobre una cuestión específica. Normalmente es emitida ante la petición de que un individuo o juez establezca una cuestión donde el fiqh, la jurisprudencia islámica, no está clara.)

El 88% de los indonesios son musulmanes y practican en su mayoría una forma moderada del Islam, pero las facciones fundamentalistas han retrasado la vacuna en provincias como Aceh, la única que se rige bajo la Sharía, o ley islámica, o las Islas de Riau (ambas al oeste) donde la cobertura alcanza actualmente a 7%.