La leptospirosis humana está considerada como la zoonosis bacteriana más frecuente en el mundo. Actualmente se dan en torno a 1,03 millones de casos al año, con un total de 58.900 muertes. Los países del Sudeste asiático, Sudamérica, Caribe y Oceanía son los que presentan una mayor incidencia y prevalencia, aunque se considera que en estos lugares existe una infraestimación de las cifras debido a que en muchos casos no se diagnostican por falta de acceso a recursos diagnósticos e incluso de atención médica.
La leptospirosis humana y canina está actualmente considerada como una zoonosis reemergente. En Europa las cifras de personas afectadas van en aumento, llegando a más de 1500 al año (últimos datos publicados por el ECDC), habiéndose duplicado la cifra con respecto a años anteriores. Desde hace ya unos años la situación epidemiológica de la leptospirosis canina en Europa también ha experimentado un aumento importante. Estos nuevos casos se deben fundamentalmente a la emergencia de nuevos serovares (Bratislava, Grippotyphosa, Copenhageni, Autumnali, Pomona…). En el caso del perro, estos nuevos serovares no solo están afectando a los animales no vacunados, sino también a perros vacunados con vacunas «clásicas» que incluyen solo dos serovares (vacunas L2).
En España se disponen de pocos datos sobre la seroprevalencia de la infección animal, pero algunos estudios publicados sitúan seropositividades del 14% en gatos callejeros con mayor detección aún (20%) de leptospiras en órganos cuando se emplean técnicas de inmunohistoquímica, y del 36% en perros de campo no vacunados.
Debido a esta nueva situación epidemiológica, se ha indicado la conveniencia de ampliar el número de valencias de las vacunas caninas con nuevos serovares. Hay que dejar claro que las vacunas inactivadas que se emplean actualmente son capaces de prevenir el desarrollo de la enfermedad pero no la infección ni la colonización renal, excepto algunas que reducen considerablemente dicha colonización.
Por el Dr. Fernando Fariñas Guerrero