La epidemia de hepatitis C en Egipto, el país con la mayor prevalencia mundial de la enfermedad, comenzó en los años 50 del pasado siglo, cuando el gobierno de entonces en su intento de eliminar una parasitosis muy prevalente, terminó sustituyéndola por otra epidemia. Durante milenios, el Delta del Nilo ha sido un caldo de cultivo ideal para la Esquistosomiasis, un parásito transmitido a los humanos por los caracoles de agua dulce. A mediados del siglo XX, el gobierno egipcio realizó múltiples campañas de tratamiento masivo con un fármaco inyectable, y las agujas se reutilizaron repetidamente.
El virus de la hepatitis C, aún no conocido, pero transmitido de manera eficiente por la sangre, se extendió inadvertidamente a muchos ciudadanos. De forma que en 2008, se calculaba que hasta uno de cada 10 egipcios tenía hepatitis C crónica. En el año 2015, la hepatitis C provocó 40.000 muertes en Egipto -un 7.6% de todas las muertes del país- lo que provocó una caída en el crecimiento del PIB nacional del 1.5%. Si bien la infección es más común en las zonas rurales y pobres, pocos segmentos de la sociedad egipcia se libran de ella.
Las perspectivas de la enfermedad cambiaron a finales del 2013 con la llegada de los nuevos tratamiemtos (Antivirales de Acción Directa), más efectivos y con menos efectos secundarios, sin embargo con un coste elevado. El gobierno egipcio quería que el tratamiento de la hepatitis C estuviera disponible para todos los ciudadanos que lo necesitaban. Lo que requeriría conseguirlo a un precio suficientemente bajo para poder comprar el enorme volumen de dosis necesario y su distribución. Además de crear una campaña para diagnosticas a toda la población infectada por la enfermedad y que desconocía tal hecho.
Una vez que el gobierno egipcio negoció los precios con la empresa fabricante y obtuvo los medicamentos, el país se dispuso a distribuirlos a una escala nunca antes intentada. En 2014, se creó un portal web para que las personas con la enfermedad se registraran y pudieran recibir tratamiento; en tres días, 200.000 personas se habían registrado. En los siguientes tres años, más de 1,6 millones de egipcios recibieron tratamiento contra la hepatitis C, (datos del Banco Mundial).
En 2017, el Ministerio de Salud egipcio inició un programa nacional de detección. Más de 260 equipos de trabajadores de salud comunitarios visitando pueblo por pueblo. Llegaron a más de 1.200 comunidades. Aún así, el tratamiento se ha ido desacelerado desde que alcanzó su punto alto en 2016. Según la Fundación CDA, que compila datos epidemiológicos sobre la hepatitis viral, el número de egipcios tratados en 2017 cayó aproximadamente un 30% en comparación con el 2016, a pesar de que se estima que todavía hay 4 millones de personas infectadas en el país.