El viajar con niños aumenta los imprevistos, especialmente en cuestiones de salud, que pueden obligar a cancelar un viaje o tener que consultar al médico en el destino. Con el gasto económico asociado.
Es conveniente contratar un buen seguro de viaje. Las coberturas más importantes y recomendadas serían las relativas a la asistencia sanitaria y responsabilidad civil. Un buen seguro debería incluir:
- Cancelaciones ante una enfermedad grave.
- Atención sanitaria en destino.
- Cobertura de gastos en caso que se deba a prescripción médica.
- Repatriación sanitaria para continuar el tratamiento en el país de origen.
- Responsabilidad civil.
- Pueden valorarse otras como pérdida, deterioro y robo de equipaje durante el viaje.
Los seguros de asistencia en viaje suelen tener un límite económico predeterminado –las famosas condiciones particulares de la póliza – (Habitualmente entre 6000 y 60000€) Estos gastos incluyen normalmente hospitalización, intervenciones quirúrgicas, honorarios médicos, gastos de enfermería y medicamentos prescritos por el médico.
Habitualmente también suele estar cubierto el traslado de acompañantes que hayan contratado el viaje conjuntamente con el asegurado hasta el lugar donde se encuentre hospitalizado o hasta su lugar de residencia habitual.
Por lo general es mejor que el seguro se encargue de los gastos en destino que solicitar el reembolso a la vuelta.
Existe la posibilidad de contratar pólizas de viaje familiares (con un número mínimo y máximo de miembros) o contratar seguros individuales, incluso sólo para el niño.
Las coberturas para un menor deberían ser las mismas que para un adulto, aunque a veces la prima que se paga por el seguro puede ser un poco superior en el caso del menor, pues se le considera un miembro de mayor riesgo en cuestiones de salud.
Es conveniente consultar con cada compañía las restricciones y cláusulas particulares. Pues pueden variar.