Aunque el parásito ya se había identificado en América del Norte desde los años 80. La prevalencia global del parásito en diferentes especies hospedadoras en todo el sureste de Estados Unidos y especialmente en roedores en Nueva Orleans sería comparable a la de zonas donde se considera endémico. Lo que implica un mayor riesgo de transmisión a los seres humanos.
Un estudio ha identificado casos de infección humana en la parte continental de Estados Unidos, con posibles fuentes de contagio que incluyen vegetales crudos de huertos locales. Las personas pueden infectarse al comer caracoles o babosas que han ingerido larvas del parásito de las heces de ratas, o al comer productos crudos contaminados.
Además, las cambiantes condiciones climáticas o eventos extremos como los huracanes, podrían afectar a la probabilidad de transmisión a humanos al influir en la distribución de las especies hospedadoras de moluscos y ratas. [Leer más]